El discapacitismo estructural contribuye a invisibilizar las violencias machistas y sexuales que puedan sufrir las personas con diversidad funcional, lo que supone una importante barrera para el acompañamiento y reparación de estas violencias. Les preguntamos a las personas que afirmaron haber vivido situaciones de violencia sexual si pidieron apoyo; si lo recibieron en caso de haberlo pedido y, si no lo hicieron, por qué motivos.

En más de la mitad de los casos, la persona que dio apoyo fue la madre. Le siguen las amistades y una persona psicóloga de pago. Profesionales de la salud, educadores sociales o tutores no fueron la persona de apoyo en ningún caso.
